Escuchar

Al preguntar… cómo puedo ayudar a mi familiar, amigo o compañero cuando no se encuentra bien, la primera respuesta puede ser; escuchándolo.

Qué sencillo, pero qué ejercicio tan olvidado en nuestra sociedad. Cuando los niños son pequeños aprenden a hablar a edades tempranas, pero, y a escuchar, ¿cuándo aprendemos? A las personas nos gusta que nos escuchen. Detenerse a escuchar lo que los otros dicen nos cuesta. En nuestra vida actual escuchar suele ser un tiempo breve porque rápidamente “asaltamos”, “invadimos”… la conversación aportando nuestras opiniones, nuestras experiencias.

Generar un espacio donde el receptor desaparece y el emisor se transforma en el pilar fundamental de la comunicación hace surgir unos cambios personales que todos tenemos en nuestro interior. Escuchar al otro es importante para todos. Mediante este ejercicio nuestro “speaker” se siente acompañado, estimado y sobre todo, entendido. Nuestro mundo tiene un denominador común que a nadie nos gusta: la prisa. Esta nos acompaña de forma presente en el día a día incorporando poco a poco hábitos y costumbres que va transformando nuestra forma de actuar y sobre todo, de pensar. Practicar esta escucha activa es una manera de regenerar nuestro interior , aprender a saber de los otros, huyendo del ritmo diario .

Es una manera de alimentar nuestra inteligencia emocional. Nuestro cerebro es plástico, adaptable, flexible, capaz de aprender y desaprender cómo si fuera un músculo. Por eso hay que entrenarlo filtrando y gestionando los pensamientos y comportamientos. El bienestar de las personas abarca diferentes variables que entre todas consiguen el equilibrio personal.

En momentos donde este equilibrio se resiente la sensibilidad aflora de manera más exagerada y las emociones son más intensas. Aportar nuestra capacidad de saber colocarnos en la piel de los otros para sentirnos físicamente , alegres, tristes, fastidiados, angustiados… es nuestra mejor manera de relacionarnos con nuestro entorno. La empatía todavía es más palpable cuando la salud se resiente debido a algún proceso de enfermedad. La necesidad de sentir que hay alguien al lado donde poder apoyarnos donde poder sentir que nos escuchan. Es primordial para poder fortalecer la creencia en uno mismo.

Sentirse escuchado ayuda a sentir alineado nuestro cuerpo con nuestra mente. Qué simple es escuchar al que quiere ser escuchado. Qué difícil es saberlo hacer cuando en una persona aflora la debilidad, la desesperanza…encontrar quién lo sepa escuchar es un paso inicial para y por su recuperación. En esta escucha aflorará un pensamiento interno que será un motor de motivación para poder ir adaptándonos a los nuevos acontecimientos que están sucediendo en aquel momento. Mejorar este hábito facilitará muchos golpes , los males entendidos comunicativos que hay frente a una conversación donde quien dirige la conversación es la persona que tendría que escuchar, el malestar que la otra persona le manifiesta. Justamente, para entender el motivo de la consulta.

Deberíamos  entender que cada vez que escuchamoimagesCA9L0ZUHs es una oportunidad de aprender sobre la persona; sus deseos, sus malestares, sus anhelos… La escucha activa proporciona un vínculo con el otro que hace crecer, fortalecer los lazos calmar los ánimos y restablecer nuestro equilibrio.

Estamos en una época donde se empieza a comprender que lo mental está interconectado con lo físico. Surge la tendencia de buscar formas de vida más respetuosas con nuestras emociones y formas de pensar. Tenemos que tomar medidas que potencian nuestra salud mental favoreciendo nuestra escucha activa.

Estamos programados con unas habilidades sociales básicas que nos permiten convivir con los demás… hay que seguir entrenándolas. Lo mismo hay que hacer para mejorar en el entrenamiento de nuestras emociones, de nuestra inteligencia emocional. Si aprendemos el mundo nos escuchará mejor y nos sentiremos mejor. En situaciones de dificultades en nuestras vidas cuántas veces no hemos echado de menos con quién hablar, con quién contar que esté dispuesto a escuchar.

Este aprendizaje no acaba nunca, es continúo, es constante y enriquecedor por ambas partes. La serenidad que aportar al speaker sentirse amparado, lleno de fuerzas y energías para poder seguir afrontando mejor sus dificultades o problemas que la nueva situación comporta.

Escuchar es un verbo que se define como prestar atención al que nos dice. Desde pequeños escuchamos todos a los padres, hermanos, maestros, amigos…pero con el tiempo nos damos cuenta de lo que quiere decir plenamente. Tenemos que ser conscientes y buscar cómo hacerlo cada día mejor para generar una visión más amplia y, de repente, ver algo que antes no veíamos , en  nuestro interlocutor.

Prestar atención tiene que ser algo presente en  cualquier ámbito de nuestra vida. Los profesionales médicos tienen que aprender este arte como herramienta para curar. Antes era tan normal y cotidiano y ahora , creemos que por nuestra vida actual, parece extraño y difícil . Además hará que toda intervención que hagan con el paciente, sobre todo, con la calidad de vida de la persona atendida sea mejor y más eficaz. Mejorando su adaptación al proceso. Lo importando es darnos cuenta de qué necesitamos para avanzar y mejorar esta capacidad de escuchar. Cada cual tenemos que encontrar nuestra manera de hacerlo, de entrenar, nuestra manera de sentirlo, de actuar. Esta capacidad nos ayudará a conectar con los nuestros, con nuestro entorno.

 

Montse Guimerà

Psicóloga formada en Psicooncologia.