¿Cómo le comunico a mis hijos la enfermedad?

Un día, sin esperar, comunican al padre de familia que está enfermo, le han diagnosticado un cáncer. Uno de los pilares de la familia tambalea y con él la familia entera. Aparecen los porqués, los cómo… todo rodeado de una niebla difícil de entender y sobre todo de asimilar. Se inicia un camino desconocido y sobre todo un camino donde el miedo aflora de manera rápida y descontrolada. Los médicos guían los pasos que hay que hacer, por dónde, como hacerlos… informan, orientan y comunican resultados… Ahora bien, ¿qué pasa al volver a casa, afrontando día a día este nuevo reto? ¿Y el entorno cómo reacciona? ¿Y el padre cómo actúa?

Hay que iniciar un trayecto complicado y nuevo donde las noticias hay que asimilarlas despacio, momento a momento. Todo se tiene que recolocar de nuevo, cuando menos, durante el tiempo que el padre necesita para afrontar la enfermedad. La madre, los hijos, los padres, los amigos, etc. tendrán que ejercer papeles que hasta el momento no hacían o tenían aparcados para ayudar al bienestar del padre y de ellos mismos.

Es una etapa donde hay que tomar muchas decisiones, pero hay que son más difíciles que de otras por la repercusión que tienen en terceras personas. Una de estas es la comunicación a los hijos de la enfermedad del padre.
Inicialmente los padres creen que omitir esta información es en beneficio de sus hijos. Hay que decir que cada familia es un mundo pero la omisión no resulta ser la mejor manera de gestionar un problema que durante un tiempo estará muy presente en la vida de aquella familia.

Seguramente al principio surgirán muchos miedos, dudas, ideas, de cómo enfocarlo, donde decirlo, como hacerlo, es normal. Los padres están enfrentando un momento decisivo para ellos como personas y como pareja. Gestionar las emociones desde esta óptica es más dificultoso. Ahora bien, los mismos hijos dan pistas de cómo hacerlo y de qué quieren saber. ¡Escucharlos ayudará!

Hay factores que influirán para comunicar la noticia a los hijos, la edad, la personalidad del hijo/a, anteriores situaciones vividas, entorno familiar, etc. Cuando son pequeños las noticias que hay que dar son sencillas y dejando espacio a que pregunten para contestar aquello que piden. Es importante observar como se va desarrollando el niño en este tiempo, solicitar apoyo de la escuela para detectar cualquier problema que pueda aparecer. A partir de los 7-8 años pueden entender más conceptos de la vida, de la salud y de la enfermedad, y, por lo tanto, la noticia puede ser algo más detallada,sus preguntas serán más concretas. A partir de la adolescencia hay que tener presente que los chicos y chicas se encuentran en un momento de cambios personales, sociales, físicos, etc donde cualquier posible cambio les puede repercutir mucho más. Ahora bien, no por eso se les puede separar de lo que está sucediendo en la familia y no hacerlos partícipes. Seguramente tendrán que empezar a tener nuevas responsabilidades por el bienestar familiar que hasta el momento no hacían falta. Su manera de comunicarse será diferente, pero receptiva. Hay que encontrar la manera para que el adolescente lo entienda y se adapte.

En cualquier etapa es muy importante el apoyo de la escuela, del resto de familiares, de los amigos, para poder contener en cualquier momento desazones que aquel niño, niña, chico o chica puedan tener y que puede que no sean capaces de expresar a la familia.
Es importante encontrar el momento de hacerlo y sobre todo, el estado anímico del comunicador. Es mejor sentirse tranquilo, consciente de lo que podrán preguntar, y sobre todo preparado a cualquier pregunta que en cualquier etapa del desarrollo del niño puede serle de interés es importante.
Los hijos viven el concepto de vivir de manera diferente a un adulto, más sencillo pero no por eso nada banal.

La comunicación con ellos es también un paso adelante para afrontar la enfermedad para el padre y la familia. Es un gran peso que hay que sacar lo mejor posible para así poder, entre todos iniciar y aceptar este nuevo reto que la vida ha puesto delante y que juntos será más fácil de asumir. La información tiene que tener un cariz esperanzador, siempre que se pueda.
Reír, llorar, sacar dudas, es parte de nuestra vida y en situaciones complicadas es todavía más necesario para aprender los unos de los otros.

Montse Guimerà

Psicóloga formada en Psicooncologia.

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