Los Trastornos de Alimentación ¿como nos relacionamos con la comida?

Hoy en día sabemos la importancia que tiene la alimentación en nuestro bienestar psicológico, como también que nuestro estado emocional puede afectar a nuestra forma de relacionarnos con la comida.

Es sumamente difícil saber dónde está el límite que separa la normalidad de lo patológico y más en una sociedad dónde se le da tanta importancia a la apariencia física y a un estilo de vida saludable. Tenemos mucha información que nos llega por diferentes canales acerca de hábitos de vida saludables, dietas, culto al cuerpo etc. Hay tanta información procedente de fuentes poco fiables que llegamos a normalizar pensamientos y conductas que no nos hacen ningún bien. Recibimos mensajes contradictorios que por un lado nos dicen que debemos cuidarnos, vigilar la alimentación y trabajar nuestro cuerpo pero que por otro lado recibimos que tenemos que gustarnos tal y como somos.

Es imposible, haciendo una ingesta baja en calorías y haciendo ejercicio extremo, sentirse bien con uno mismo. El cuerpo necesita una ingesta de calorías y si no las recibe se está creando un desajuste que afecta tanto a nivel físico como a nivel psicológico.  Por motivos como este aparecen lo que se conoce como atracones. Ya que el organismo es sabio y después de un tiempo privando a tu cuerpo de calorías éste necesita una ingesta más calórica y se produce un atracón que es casi imposible de evitar. Si a tu cuerpo le das las calorías que necesita es mucho menos probable que se produzca un episodio de atracón. Cuando esto se convierte en un círculo vicioso donde la mayor parte del tiempo estás pensando y sufriendo por esto y realizando conductas compensatorias (como ejercicio excesivo, ayuno, uso de laxantes, vómitos etc) es cuando puede llevar a un problema. Muchas veces tenemos la idea errónea de que se deben dar conductas compensatorias como el vómito para que sea un problema pero esto no es así. Hay otras conductas como el ejercicio o saltarse alguna comida que también son conductas compensatorias aunque las tengamos más normalizadas,

Para que os hagáis una idea los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) constituyen un grupo de trastornos mentales caracterizados por la conducta alterada ante la ingesta alimentaria por controlar y/o conseguir un peso anormalmente bajo.  Esto es así ya se existe una sobrevaloración de la importancia de la figura y el peso. Y su control es la pieza clave en el mantenimiento del problema.

En los TCA existe insatisfacción corporal como también distorsión del cuerpo (no perciben su cuerpo como realmente es). De todas formas numerosos estudios revelan que casi un 60% de adolescentes en normopeso tienen una valoración negativa sobre su apariencia.

Es por esto que la etapa de la adolescencia es una etapa crítica para la aparición de un trastorno alimentario. Se producen cambios tanto a nivel físico como a nivel psicológico y emocional. En muchos casos se observan dificultades en relación con la comida y con el cuerpo que no tienen por qué llegar a un trastorno pero que no se pueden obviar.  También cabe decir que no todos los trastornos alimentarios tienen que presentar infrapeso, aunque sí es lo más común.

El TCA puede ser considerado un intento de solución ante una espiral perfeccionista. En nuestra sociedad relacionamos el éxito con la delgadez. Por lo tanto, puede estar de fondo la idea de que si estoy delgada puedo conseguir éxitos en más campos de mi vida. Esto está relacionado con la percepción que tenemos sobre nosotros mismos y que no está a la altura que nos gustaría por lo que genera una baja autoestima. El ideal de delgadez es condición necesaria pero no suficiente para la aparición de un trastorno de la conducta alimentaria. Varios estudios ponen gran énfasis en la relación entre TCA y dificultades interpersonales y/o problemas familiares.

Cuando existe un trastorno alimentario esto se convierte en una obsesión. Su pensamiento obsesivo está centrado en unas cogniciones distorsionadas acerca del entorno y de uno mismo seguidas por lo tanto de emociones distorsionadas y estas llevan a la realización de conductas patológicas. Es por esto que en un tratamiento es necesario cortar con las conductas que está llevando a cabo la persona afectada pero no podemos olvidarnos de hacer paralelamente un trabajo más profundo para reestructurar estos pensamientos y emociones.

Por lo tanto la alimentación y el cuerpo son la expresión del estado psicológico y emocional. Cuando hay malestar se ve reflejado en el tipo y cantidad de las ingestas y tanto si existe

sobrevaloración de la importancia de la figura y el peso. Y su control es la pieza clave en el mantenimiento del problema.

En los TCA existe insatisfacción corporal como también distorsión del cuerpo (no perciben su cuerpo como realmente es). De todas formas numerosos estudios revelan que casi un 60% de adolescentes en normopeso tienen una valoración negativa sobre su apariencia.

Es por esto que la etapa de la adolescencia es una etapa crítica para la aparición de un trastorno alimentario. Se producen cambios tanto a nivel físico como a nivel psicológico y emocional. En muchos casos se observan dificultades en relación con la comida y con el cuerpo que no tienen por qué llegar a un trastorno pero que no se pueden obviar.  También cabe decir que no todos los trastornos alimentarios tienen que presentar infrapeso, aunque sí es lo más común.

El TCA puede ser considerado un intento de solución ante una espiral perfeccionista. En nuestra sociedad relacionamos el éxito con la delgadez. Por lo tanto, puede estar de fondo la idea de que si estoy delgada puedo conseguir éxitos en más campos de mi vida. Esto está relacionado con la percepción que tenemos sobre nosotros mismos y que no está a la altura que nos gustaría por lo que genera una baja autoestima. El ideal de delgadez es condición necesaria pero no suficiente para la aparición de un trastorno de la conducta alimentaria. Varios estudios ponen gran énfasis en la relación entre TCA y dificultades interpersonales y/o problemas familiares.

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Cuando existe un trastorno alimentario esto se convierte en una obsesión. Su pensamiento obsesivo está centrado en unas cogniciones distorsionadas acerca del entorno y de uno mismo seguidas por lo tanto de emociones distorsionadas y estas llevan a la realización de conductas patológicas. Es por esto que en un tratamiento es necesario cortar con las conductas que está llevando a cabo la persona afectada pero no podemos olvidarnos de hacer paralelamente un trabajo más profundo para reestructurar estos pensamientos y emociones.

Por lo tanto la alimentación y el cuerpo son la expresión del estado psicológico y emocional. Cuando hay malestar se ve reflejado en el tipo y cantidad de las ingestas y tanto si existe gravedad para ser un trastorno o no, es importante poder trabajar a nivel emocional para poner solución a algo que nos está afectando.

Esther Boada Psicóloga Clínica especialista en Psicologia Infantil – Adolescente – Adulto

Nº Col. 24465

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