Que la calidad de vida cuesta trabajo, no es una nueva idea. Pero si es algo que muchas veces olvidamos. Cuando formamos una familia, en este caso pareja e hijos, podemos fácilmente caer en una rutina perversa que acaba por desgastarnos, a nosotrxs y a nuestras relaciones.

 

Buscamos espacios, para el trabajo, para el ocio personal, para la familia, para la pareja,… y es difícil.

Como personas que somos necesitamos algo de tiempo para disfrutar de alguna actividad, tiempo de descanso, responsabilidades de trabajo y familiares, tiempo de calidad y apoyo en familia, y trabajar y disfrutar en pareja para no olvidar la relación.

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En las terapias de pareja veo que después de los primeros años de ser padres, las parejas tienden a distanciarse. Evidentemente no todas, las que no lo hacen es porque tienen muy en cuenta el espacio necesario a la relación entre ambos progenitores y tienen muy presente que una vez decidieron estar juntos, decidieron compartir su vida. Y eso no es fácil, cuesta trabajo y cuesta tiempo que es lo que más escasea.

 

Lo más peligroso es dejarnos llevar por la urgencia, el cansancio, la situación y la rutina. De esa manera la respuesta después de un tiempo será el distanciamiento primero emocional y luego físico de la pareja. A veces hasta el punto de olvidar quienes éramos estando juntos, y que cosas nos llevaron a decidir estar juntos.

 

Soy consciente de la escasez de tiempo y de las muchas tareas que ya tenemos, pero como empezamos diciendo calidad de vida cuesta trabajo, no es gratis pero es gratificante. Si la pareja se ve en un momento de colapso donde no sabe como abordar la situación, para retomar ese espacio de pareja es el momento de acudir a terapia y pedir ayuda.

 

Las herramientas básicas son, la voluntad, la flexibilidad y la comunicación asertiva.

Aunque parezca que lo que queremos es resolver lo urgente, la realidad es que lo que nos aporta la calidad de vida es abordar lo importante.

 

La voluntad es una de las herramientas más importantes, se trata de como nos enfrentamos al cambio. Con motivación y centrados en que queremos conseguir.

 

La flexibilidad es la llave de la adaptación, es la capacidad más importante para evolucionar como pareja y como persona.

 

Y la comunicación asertiva es el como podemos poner las estrategias en marcha, el como podemos poner la gasolina para que nuestra relación funcione.

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