Ser víctima en la vida: una actitud
El tema de hoy es una reflexión de la calidad de vida, una reflexión de la interpretación de la vida. Cuantos de nostr@s no habremos dicho una y mil veces: «Es que todo me pasa a mi» » Es que tengo muy mala suerte» Mala suerte con el trabajo, con los amigos, con las parejas, con la familia que me ha tocado, con la salud…
Evidentemente lo pasaremos mal, lloraremos, nos enfadaremos y querremos que la pesadilla acabe lo antes posible. Pero después debemos escoger una actitud adaptativa frente a la vida, a todo el mundo le pasan cosas, es cierto que hay personas que presentan una mayor cantidad de dificultades que otras pero no siempre son las más infelices. La calidad de vida es una actitud.
Algo muy importante que hay que recordar es que, para que haya una víctima debe haber un verdugo y la mayoría de las veces ambos papeles son difusos. Desde una visión victimista siempre el «otro» será el culpable que hace que «yo» tenga problemas, así evadiendo mucha responsabilidad. Debemos tener en cuenta que abusar de esa actitud de víctima puede denotar en la persona una gran necesidad de llamar la atención quizás por culpa de experiencias pasadas no resueltas. Comprando así el afecto de los demás.
La actitud victimista muchas veces deforma la realidad, exagerando lo más duro o difícil y menospreciando lo positivo. Actuando con una alta crispación ante la mínima crítica. Por lo tanto está actitud crea personas con gran tendencia a la manipulación aliviándose cada vez que los demás se sienten culpables o experimentan dolor psíquico como lo padecen ellos.
Este rol de víctima se encuentra en un círculo de autoengaño que les hace vivir en una gran negativa siempre donde todo está en su contra. Al tener tan distorsionada su realidad piensan que ya no puede hacerse nada para arreglar las cosas y entran en un estado de indefensión aprendida. Su actitud es pasiva e inconscientemente manipuladora, se vale del chantaje emocional y suele hallarse inmersa en una eterna e inactiva espera, donde la pretensión de que el mundo reconozca su inmenso dolor y la injusticia que se ha cometido con ella, nunca es satisfecha.
Como hablábamos en el post anterior el peso de la familia es muy importante y también el de las experiencias vividas así que muchas veces este rol de víctima es aprendido. Lo importante es reconocerlo en uno mismo y en los demás. Tanto para evitar manipulaciones como para resolver esa actitud cambiando las percepciones actuales por unas más sanas. Está actitud de víctima casi siempre desemboca en una depresión que muchas veces se convierte en un trastorno grave psicológico de duro y difícil tratamiento.
Ya sabéis que podéis poneros en contacto conmigo siempre que lo necesitéis, tanto para resolver vuestras dudas como para pedir tratamiento psicológico individual o de pareja. Espero que os resulte ameno y de ayuda esta nueva entrada.
Beatriz Rodríguez Batlle
NºCol. 20093
Psicóloga especializada en clínica de Adultos y Terapia de Pareja.