Maltrato psicológico

Ayer fue el día contra la violencia de género, en los últimos diez años en España han muerto a manos de sus parejas unas 600 mujeres.
La violencia visible es aquella que deja huella física y que se puede demostrar, en definitiva la que la gente puede ver. Y puede rechazar o puede justificar, pero la violencia perversa, la psicológica es mucho más difícil de catalogar, de mostrar, de entender y de reconocer.

UNA PALABRA A TIEMPO
PUEDE MATAR O HUMILLAR
SIN QUE UNO SE MANCHE LAS MANOS.

Pierre Desproges

Siguiendo el hilo del libro de Marie-France Hirigoyen » El acoso moral», los pequeños actos perversos son tan cotidianos que parecen normales. Pueden empezar con una falta de respeto, una mentira o una manipulación.

Este tipo de violencia es lenta, sutil, incluso a veces pasa desapercibida entre el tumulto del día a día.
Así merma cada día un poco más, la autoestima, la autonomía y promueve la frustración constante, la necesidad del dominador…

Luego llega la culpa de la víctima, siente de manera intrínseca que se equivoca constantemente, que es inferior a su dominador y que el amor es así. Expone una dependencia extrema de algo que le hace cada día sentirse más insignificante.

La violencia aparece en los momentos de crisis, es cuando un individuo con defensas perversas no puede asumir la responsabilidad de una difícil elección. Y ejerce su frustración, su ineptitud en forma de violencia psicológica en su pareja.

Otra cosa muy importante, una variable que mantiene el aguante de la víctima es que el dominador no suele ser un monstruo absoluto, fácil de catalogar como agresor. Antes pudo ser una amante cariñoso, incluso comprensivo, por lo tanto la idea es, si antes fue así puede cambiar. Quizás ahora lo está pasando mal, será una racha.

El proceso de victimización es muy diferente en función de los sujetos, de sus historias y de las variables que les rodean. Pero la línea suele ser muy parecida, dependencia, idea irrealista del amor, baja autoestima, creencias irracionales…

Como final me gustaría poner un ejemplo descrito en el libro que antes he mencionado; y exponer que después de esta introducción, me gustaría realizar otra entrada dónde poder profundizar más en este tema.

Anna y Paul, ambos arquitectos, se conocieron en el trabajo. Muy rápidamente P se instala en casa de A, pero de tal forma que pueda mantener una distancia afectiva para no comprometerse realmente. Evita las palabras cariñosas, los gestos de ternura en público y se burla de los enamorados que se cogen de la mano.

P tiene muchas dificultades a la hora de expresar cosas personales, da la impresión de que siempre bromea, ironiza con todo. Esta estrategia le permite esconderse y no implicarse. Pronuncia discursos misóginos «las mujeres son castradoras, insoportables pero no podemos vivir sin ellas».

A interpreta la frialdad de P como pudor, su rigidez como fuerza y sus insinuaciones como saber. Cree que su amor logrará enternecerlo y que una vez relajado por la vida en pareja será menos duro.

A está dando pie a que se establezca una regla implícita en la pareja, no hay que exhibir demasiada intimidad. P se convertirá en el espejo de las inseguridades de A, ella dejará de insistir, cambiará sus hábitos y se convertirá en víctima de P y de ella misma. Llegará un momento que pensará que todo es debido a que no es suficiente para él y luchará sin descanso por esa irrealidad frustrándose cada día más.

Beatriz Rodríguez Batlle

NºCol. 20093

Psicóloga especializada en clínica de Adultos y Terapia de Pareja.