¿Somos tod@s «malos»?
En la última entrada abordamos el maltrato psicológico, y con él pincelamos una idea :
¿Quién actúa de forma inmoral está enfermo a nivel psíquico o incluso físico o simplemente es mala persona???
¿Y que es ser mala persona???
¿Cualquier persona puede convertirse en un momento dado en un monstruo??
¿Que le tendría que ocurrir para que así fuera??
Sin entrar en el debate moral de la justificación, que no considero apropiado ahora y que es más una función ética, diré: que hay diversas teorías psicológicas que aportan algo de luz a estos temas y me gustaría compartir con tod@s vosotr@s con el fin de que podáis entender ciertas situaciones y comportamientos que quizás no estén demasiado lejos de nosotr@s mism@s.
Es cierto que patologías como la psicopatía con recientes estudios que lo abalan, consideran la mente de estos sujetos, enferma y de ello se derivan diferentes actuaciones inmorales que generan maldades indescriptibles. Pero otro día dedicaremos una entrada completa a esta patología y sus diferentes mecanismos.
Hoy nos dedicaremos en exclusiva a esas personas «normales» que pueden actuar de forma inmoral en algún momento e incluso justificar su acto.
¿Que pasa por la cabeza de una persona sin patología que realiza un acto inmoral? Bien la persona que comete un acto inmoral, puede ser causado por infinitas variables que no podemos describir porque se trata de algo totalmente subjetivo. Podría ser una situación extrema a nivel emocional, un deseo desinhibido, una necesidad egoísta… Después en la mente de esta persona se expone a una tensión o desequilibrio entre sus valores, creencias, pensamientos y el acto inmoral que le supone un desgaste psicológico extenuante y altamente castigador. Esta acción mental se denomina Disonancia Cognitiva.
Las acciones inmorales son acciones extremas, con intenciones beneficiosas subyacentes y sin sentimientos de empatía hacia las víctimas. Por lo tanto ¿Cómo es posible que gente así realice conductas inmorales y siga llevando adelante su vida sin verse afectados?
Pues bien la disonancia cognitiva (Festinger,1957) es el estado que experimentan las personas cuando no mantienen una coherencia y una consistencia entre las acciones y sus pensamientos o creencias. Cuando lo habitual sería ese mantenimiento. Para resolver esa disonancia que produce tanto agotamiento psíquico y moral, la persona tiende modificar sus actitudes para que coincidan con su comportamiento.
Según la teoría de la desvinculación moral (Bandura, 2002) se utilizan diferentes herramientas para erradicar esta disonancia cognitiva:
– Justificar el acto inmmoral: reconstruyendo a nivel mental el acto, interpretándolo como una acción que será beneficiosa para alcanzar objetivos aceptables ya por nuestros valores. Legitimando así la acción. Otra estrategia sería resaltar las ventajas comparativas con otros actos cometidos por otras personas que son peores.
– Negación y rechazo de la responsabilidad individual: Sostener que con el acto no se tuvo intención alguna de lastimar a las víctimas. Normalmente exponiendo que las circunstancias le llevaron a la actuación. Así el agresor se percibe a sí mismo contralado por las circunstancias del entorno y por consiguiente sin responsabilidad alguna.
– Negación y rechazo de las consecuencias negativas: Aquí se da énfasis a que al final el acto inmoral no perjudicó directamente a nadie. Así este mecanismo predice que cuando las personas no son enfrentadas con el sufrimiento de sus víctimas, su disposición para cometer actos inmorales aumentará.
– Negación y rechazo de la víctima: el agresor responsabiliza a la víctima del acto inmoral. Esto hace que el agresor no sienta culpa, si no una sensación de justicia que legítima sus acciones.
Después de valorar estos mecanismos de justificación, intentemos valorarlos también para actos «malos» quizás menos extremos y veremos cómo lo utilizamos en el día a día. Pongamos así nuestra empatía en marcha y vamos a entender cómo funcionan las personas que nos rodean y que es lo que queremos y hacemos nosotr@s.
Beatriz Rodríguez Batlle
NºCol. 20093
Psicóloga especializada en clínica de Adultos y Terapia de Pareja.