¿Fieles a la infidelidad?
Según muchos antropólogos vivimos con una gran contradicción encima; somos monógamos de vocación e infieles por naturaleza. Se trata de una sentencia bastante dura, como si fuera una lucha por ser algo que no somos.
En general en nuestra cultura occidental podemos decir que un alto porcentaje de personas considera que para que una relación sea sana la fidelidad no es negociable. Aunque la paradoja es que cada vez aumenta el tanto por ciento de personas infieles y cada vez la infidelidad se presenta más temprano.
Siguiendo con la paradoja según muchos psicólogos coinciden en que, por más liberado que uno pueda ser o parecer, saber que la pareja tiene fantasías sexuales no confesadas puede producir una severa crisis de inseguridad.
La palabra infidelidad implica estafa, se trata de romper ese pacto de exclusividad que habíamos implicitado en la relación. Se rompen muchas cosas tras una infidelidad lo que no implica que se puedan recuperar pero después de un gran trabajo e implicación de las dos partes de la pareja.
Me gustaría hacer hincapié también en las diferentes infidelidades, frecuentemente en el pacto de exclusividad implícito de la pareja se trata la sexualidad, no tanto la afectiva. Con lo que quedan ideas como; » me da igual que no me quieras pero no te puedes acostar con otra personas estando conmigo» » Lo que no tolero es que te burles de mi con otro/a  a mis espaldas».
¿Cuál es mayor estafa, que estés conmigo siéndome fiel sexualmente pero queriendo a otra persona? (infidelidad afectiva) o ¿Que estando conmigo tengas una aventura sexual que no implique afectividad? (infidelidad sexual)
Creo que se trata de una reflexión muy interesante, profunda y de mucho aprendizaje interior.
Como en todas las relaciones humanas, en la pareja aún más la comunicación es primordial. Es importante que los acuerdos no vengan implícitos, los acuerdos como su propio nombre indica hay que acordarlos. Hay que discutirlos, ejemplificarlos y llegar a puntos en común. Hay que definir que tipo de exclusividad se quiere, se necesita… y cohesionarlo con las necesidades y decisiones de la pareja. Lo que se ha hablado se puede reclamar, y se puede reacordar, lo que era implícito es ambiguo y con poco margen de maniobra para rehacer y para trabajar.
Las infidelidades son la causa mayoritaria de las terapias de pareja, se puede trabajar se puede solucionar o se puede mediar una buena y sana separación. No hay una solución verdadera y positiva para la crisis que provoca una infidelidad, hay una voluntad de recuperar, un trabajo muy duro y una voluntad de dejar que repongan.
Hay que rehacer el respeto, la autoestima, la confianza, y realizar una reestructuración afectiva. Tanto si rehacemos la pareja como si disolvemos la misma, debemos trabajar en nosotros mismos para comenzar relaciones sanas sin el legado de la anterior infidelidad.
En realidad, una encuesta a nivel nacional en 2004, la infidelidad sigue siendo la primera causa de divorcio y separación en España, seguida por la incompatibilidad de caracteres, el desamor y la violencia. La infidelidad es un indicador bastante fiable de que algo no funciona en la pareja, sería quizás una «solución» a corto plazo que genera muchos más problemas a largo plazo.
Me gustaría dejar también una idea importante, aún el más recto y celoso de los humanos puede ser infiel, podemos cometer errores todos pero eso si debemos tener en cuenta que contamos con unas consecuencias que debemos afrontar.

Beatriz Rodríguez Batlle

NºCol. 20093

Psicóloga especializada en clínica de Adultos y Terapia de Pareja.