Hay temporadas difíciles para las personas; tenemos la sensación de que nada nos sale bien, nos molesta que a los que nos rodean les salga bien las cosas, estén contentos. Un día, sin saber el porqué volvemos a ver el mundo de nuevo de color dejando a un lado el negro. Las personas pasamos por ciclos emocionales que marcan unos «desniveles». Gracias ello apreciamos las cosas y tomamos conciencia del valor de las mismas.
En cada momento de la vida debemos de creer en nosotros mismos. No hacerlo genera limitaciones y bloqueos que no nos ayudan a desarrollar pasos hacia adelante. Si permitimos dudar de nuestra autoestima destruiremos nuestra fe inherente y deterioraremos nuestra forma de ser natural.
Las creencias que tenemos de nosotros mismos, las cualidades, las capacidades, la forma de pensar que nos atribuimos conforman nuestra imagen. La autoestima es la valoración que hacemos de nosotros sobre las sensaciones y experiencias que hemos incorporado a lo largo de nuestra vida. Es una autovaloración de la que depende la realización de nuestro potencial y de nuestros retos.
Son las personas que se sienten bien consigo mismas, que presentan una buena autoestima, las que son capaces de afrontar los retos de la vida. Por el contrario los que tienen un concepto personal negativo,presentan más dificultas para enfrentar las situaciones.
Todas y cada una de nuestras relaciones se basan en la confianza. Creer en nosotros mismos es una de la primeras sensaciones que cada persona debe experimentar en el camino de la vida.
El éxito de cualquier persona juega un papel principal en el concepto que cada uno tenga de sí mismo. Para lograrlo, la clave, es generar una identidad sana. Esto es tiene que forjar desde la más tierna infancia con el apoyo de nuestros seres queridos (padres, hermanos, abuelos, amigos …) fomentando la idea de creer en uno mismo para ser conscientes de nuestras fuerzas y nuestras limitaciones.
Después los retos que surjan nos irán ayudando a cultivarla y a cuidarla. Si los mensajes externos que una persona recibe son: «no sirves para nada!», «Nunca terminas lo que empiezas!» … Se interioriza una imagen que está muy distante de la que cree tener esa persona. Estos conceptos obstaculizan el desarrollo de nuestro ser. Si se presentan dudas de nuestro potencial, la inseguridad aparece en nuestras actuaciones, formas de pensar, relaciones … sin darnos cuenta transmitimos esos sentimientos y los demás nos ven reflejando una imagen que nosotros no queremos.
Conocernos a sí mismos, aceptar las limitaciones y reconocer las capacidades de cada uno, son grandes incentivos para vivir con más plenitud. Son muchas las personas que en su vida adulta descubren su desconocimiento personal poniendo en peligro sus proyectos vitales que podrían desarrollar.
Todos nosotros hemos vivido momentos donde hemos sido superados por las circunstancias por no saber cómo afrontarlo, por no creer que seremos capaces de resolverlo. Si nuestra autoestima nos sigue con firmeza, nos hace sentir bien, nos da fuerza para continuar …, los momentos críticos de la vida se superan con más facilidad.
A lo largo de nuestra vida nuestras experiencias y sentimientos darán como resultado una sensación de valía e incapacidad personal.
Podemos aprender a cambiar y mejorar nuestra forma de creer en nosotros. Los niños descubren que son seres diferentes que los demás y que hay personas que nos aceptan y otros no. Es aquí donde se va formando nuestra idea de lo que valemos frente a las experiencias de aceptación y rechazo con los demás.
Más tarde, el adolescente necesita reforzar su identidad y conocer sus capacidades. Requiere de un apoyo familiar, social: sus amigos tendrán sus propios valores, le darán fuerza para caminar hacia su futuro con confianza, con seguridad. Es el momento donde los padres manifiestan que los hijos quieren «volar» donde su dependencia se transforma con una independencia propia del renacimiento de su identidad personal, de la búsqueda del ser.
En estas etapas de niñez y pre-post adolescencia se considera fundamental reforzar la valía de cada persona para intentar ir adquiriendo una firmeza más sólida. Debemos ser capaces de entendernos y aceptarnos como somos. Confiar en nosotros, con nuestras capacidades y nuestras opiniones es básico para tener unos buenos cimientos. Cuando se distorsiona la forma de pensar de uno mismo y hacia los demás, aparecen una visión equivocada de lo que es realmente la persona, aparece la baja autoestima.
El balance de nuestros triunfos y de nuestros errores determinará el concepto que tenemos de nosotros. Conseguir lo qué queremos y tener satisfechas nuestras necesidades proporciona emociones positivas, llenan nuestra autoestima. Nuestros fracasos serán las pruebas de «fuego» para darnos cuenta de qué algo no funciona, analizarlo y «levantarnos» de nuevo para reiniciar el camino modificando lo que creemos podemos mejorar. Aprender a «levantarse» es un signo de tener una capacidad clara de qué se quiere en la vida, de lo que uno es capaz de hacer, es el reto personal de tratar de conseguir el qué se quiere aunque sea modificando el camino .
La importancia de la autoestima concierne a nuestro ser, a nuestra manera de ser y al sentido de nuestra valía personal. Afectará a nuestra manera de ser, de actuar y de relacionarnos con el mundo.
Esta valoración, nada tiene que ver con la cultura, la clase social, los bienes materiales o incluido con el éxito. Es algo intrínseco a la persona que tiene que ir cultivando y readaptando para sentirse en cada momento bien consigo mismo y con sus relaciones.
Para valorar nuestra autoestima podemos:
1. Sacar de lo negativo algún aspecto positivo
2. No generalizar
3. Centrarnos en lo positivo.
4. Hacernos consciente de nuestros éxitos
5. No compararnos
6. Confiar en nosotros mismos
7. Aceptarnos, asumiendo nuestros errores.
8. Reeducarnos
Qué gran regalo proporcionar al ser que amamos las herramientas necesarias para creer con él en un mundo tan cambiante que genera dudas y pide respuestas rápidas y que sean coherentes con uno mismo.
Cuidar y regar nuestra autoestima es un gran reto que todos nosotros tenemos que hacer y tenemos que mantener a lo largo de toda nuestra vida.
Montse Guimerà
Psicologa experta en Psicooncologia