Miedo, miedo… que paraliza, que te da nauseas, que te dá dolor de estómago, que te encierra en casa, que te da rabia, que te enfada que necesitas que pare.

Ansiedad que apareces cuando crees que ya todo está bien, ansiedad que apareces cuando ya ha bajado el estrés, ansiedad que apareces sin avisar y entristeces la vida.

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¿Por qué de repente cuando parece que el peligro ha acabado, cuando el estrés ha bajado, cuando todo parece normal llega la ansiedad? ¿Los miedos desbordados, el nudo en el pecho, las taquicardias, el dolor de estómago, las nauseas, los mareos…?

 

Pues, porque así es la ansiedad, es la consecuencia, es el recuerdo de lo no curado, es el futuro del presente doloroso, del presente aterrador, del presente duro y difícil. Eso es la ansiedad, el recuerdo de todo lo que hemos pasado, aún superado físicamente pero no digerido psicológicamente.

 

A veces es una sola experiencia tan dura o difícil que por si sola activa todos nuestros miedos, o podrían ser múltiples experiencias, situaciones, … que en su cúmulo acaben también con la llegada de la ansiedad.

 

Las sensaciones físicas pueden ser tan intensas que a veces podemos tardar en identificar que es ansiedad, pasando como es lo correcto por médicos y pruebas descartando que no sea nada físico, y esto a su vez puede incrementar los síntomas ayudando a aumentar el nivel ansioso.

 

Miedo ¿a que? Miedo ¿a todo? Miedo a quedarme, a irme, a no poder hacerlo, a no llegar a cumplir mis obligaciones, a no poder tomar decisiones, miedo a no saber o no poder disfrutar de lo bueno que pasa o está pasando. Miedo hecho dolor de estómago, miedo hecho asco y nauseas, miedo que oprime el pecho, miedo que contractura y miedo que ahoga.

 

Miedo que debe salir, quizás cansando el cuerpo, quizás relajando la mente, quizás llorando todo lo que no se ha llorado y ser consciente de que el miedo está pero no nos puede dominar. Solo nos debe avisar, solo nos debe decir que algo no funciona o que algo debemos hacer.

 

Me gustaría añadir algo importante, ¿pueden sufrir ansiedad los terapeutas? Por supuesto no olvidemos que los y las terapeutas somos personas que pasamos por muchas situaciones personales, más o menos desafortunadas al que además añadimos el trabajar con el dolor ajeno, con un alto nivel de empatía y con mucha posibilidad de conectar con las situaciones negativas ajenas que puede ayudar a aumentar el nivel de ansiedad. Por eso es necesario que el terapeuta se cuide, acuda a terapia y gestione de la mejor manera su estado mental.

 

Tod@s podemos padecer ansiedad o crisis ansiosas, y tod@s podemos trabajar para mejorar y superarlo.

 

BEATRIZ RODRÍGUEZ

PSICÓLOGA CLÍNICA  Nº COL. 20093

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