EL CAMINO DE LA VIDA

Vivimos en una sociedad que nos educa para los buenos momentos; fiestas, aniversarios, nacimientos, etc; en general para las alegrías. Ahora bien, a lo largo de nuestra vida también aparecerán momentos complicados, difíciles de entender y algunos, con finales inesperados.
Cada día, no podemos vivir pensando que un día moriremos, pero sí que no tenemos que olvidar que es el único acontecimiento que tenemos certeza que sucederá. Ahora bien, tendríamos que hacer alguna reflexión de lo que significa vivir para poner , los cinco sentidos y prepararnos para estar satisfechos de haber sido coherentes en nuestro camino de vida.

Intentar evitar la combinación de miedo y remordimiento con frases cómo: «si lo hubiera sabido…» o «ahora que me queda poco tiempo…» porque querrá decir que no habremos desaprovechado nuestra existencia.

La muerte genera mucho miedo, angustia, malestar, incredulidad y, sobre todo, inseguridad. Cuando la muerte irrumpe en una etapa de vida que sale de los cánones, sin previo aviso, nuestros esquemas se rompen todavía más y nos resulta una dificultad más elevada para entenderla.

caminar El causante del acontecimiento, es otro de los factores que ayuda a poder asimilar mejor o no la pérdida de nuestro ser querido. Podríamos decir que estos dos aspectos, es decir, la interrupción de la vida y la circunstancia de la muerte serán decisivos por el desarrollo del proceso de luto de las personas del entorno.

Otros aspectos como la personalidad de cada cual, las vivencias y su momento actual, también serán pilares a tener presente para afrontar este momento tan íntimo y trasbalsador.

Normalmente, la muerte lo asociamos a la pérdida física de la persona que estimamos, ahora bien, cuando la enfermedad aparece dejando una fuerte huella en la persona hasta el punto que nada tiene que ver con quien conocíamos, aquí también podríamos decir: «que nuestro ser querido ha marchado».

El luto es un proceso que cada persona vive según muchos factores. Va pasando por etapas complicadas, tristes, incluido de rabia hasta dejar a la aceptación y el compromiso con un mismo. Es importante y necesario vivir este momento para asentar nuestras emociones desbordadas. El tiempo que cada cual requiera dependerá de cómo afrontamos la situación que tenemos presente.
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Disfrutar de la vida consideramos que es una de nuestras máximas prioridades fruto del regalo qué es estar vivo. Tener una «buena muerte», también sería una de nuestras máximas que cada cual se tendría que responder sin olvidar como le gustaría morir.

Montse Guimerà

Psicóloga de adultos y Psicooncologa

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