¿Cómo aceptar la situación actual?
El coronavirus nos ha detenido de golpe. De una forma excepcional que no hemos vivido antes. La incertidumbre y la falta de control sobre la situación puede generarnos disconfort.
Aun así, no está de más recordar que todo pasa y esta situación no se va a mantener indefinidamente.
Es importante conocer, a nivel general, las etapas y emociones a las que podemos enfrentarnos durante este tiempo, ya que reconocerlas nos ayudará en su afrontamiento.
Para ello hemos adaptado el modelo de la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross, ya que consideramos que cada persona lo vivenciará de forma individual y no necesariamente en el mismo orden. Es más, pudiera ser que ni siquiera atravieses todas estas fases. Se trata de un proceso activo y dinámico influenciado por la cultura y tu contexto personal.
Inicialmente la situación, por su impacto, produce una especie de “shock”. Ante cambios no deseados resulta habitual negar o rechazar de forma consciente o inconsciente la realidad.
Nos sentimos abrumados y necesitamos un poco de tiempo para adaptarnos. Por tanto, inicialmente es una forma de amortiguar el impacto emocional, pero no es recomendable quedarnos aquí “enganchados”. Reflexiona sobre tus necesidades y no te machaques si inicialmente no te apetece realizar actividad física ya que es normal que la motivación disminuya. Tampoco te pierdas entre la avalancha de iniciativas virtuales y te fuerces a hacer cosas que antes no hacías.
La incertidumbre puede derivar en miedo, rabia, frustración… Es bueno recordar que mantenemos el confinamiento (en parte) por elección propia. Debemos darle espacio, transitarlo y pedir ayudar si es necesario. Asimismo, la aceptación de la realidad puede dar lugar a tristeza y sensación de vacío. Podremos advertir síntomas de ansiedad, depresión y estrés sin que esto signifique que desarrollaremos inevitablemente un trastorno permanente.
Hemos de tener paciencia con nosotros mismos si emerge la irritabilidad. Te animamos a expresarte (siempre teniendo en cuenta al otro) y a disponer de un espacio de recogimiento personal.
Llega el momento de centrarse en el presente, en aquello que sí puedes hacer y depende de ti (esto también nos proporcionará cierta sensación de control). Pueden fijarse nuevos objetivos de trabajo realistas y adaptados al momento que vivimos.
Y a partir de aquí nos abrimos al aprendizaje, quizás vislumbremos cierta oportunidad en el asunto. Y es que si tomamos consciencia entrenaremos nuestra capacidad de resiliencia.
¿Cómo gestionar el malestar?
- Evita el pensamiento en bucle. Céntrate en el “aquí y ahora”. Sobreinformarte o analizar una y otra vez la situación no la va a cambiar y solo incrementará tu nivel de ansiedad o estrés.
- Como hemos dicho asumirlo y aceptarlo te ayudará a centrarte en lo que sí puedes hacer y a enfocarte en nuevos objetivos.
- Invierte tiempo en reforzar tu identidad personal, eres más que un deportista, analiza qué aspectos o actividades te motivan, aprovecha para hacer aquellas cosas que no hacías por falta de tiempo, prueba nuevas alternativas, descubre, experimenta…
- Relacionado con el punto anterior aprovecha para potencia tus otros roles (eres madre o padre, amigo, artista, cantante, cocinero, “devoralibros”, manitas…)
- No te aísles, apóyate en tu familia y amigos. Mantén el contacto con aquellos que te vinculan al mundo del deporte y a otros ámbitos.
- Crear o formar parte de una iniciativa solidaria, además de aportar al otro puede reforzar tu sentimiento de utilidad.
Raquel del Águila Bravo: Psicóloga, Psicología deportiva, Psiconeuroinmunología, Adicciones
Andrea Martínez Monteiro: Psicóloga, Psicóloga deportiva, Terapeuta Ocupacional, Gestalt